Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://jeanjwlp158397.bloggin-ads.com/61621665/razones-que-llevaron-a-zidane-a-cabecear-a-materazzi